martes, 17 de noviembre de 2015

Alejandro y Romina

Lo despierta la alarma a las 7.00, besa a su esposa que se está incorporando de a poco y entra al baño y prende la ducha. Enciende el televisor mientras se seca. Hace 17,5 grados. Escucha sin prestar atención una mujer a la que le entraron en la casa, mira dos veces la hora pero la olvida casi instantáneamente, la tercera vez la mira con algo de fastidio, 7.21. Romina, su mujer, aparece con dos tazas de café y le alcanza una, el toma la taza sin mirarla y ella le dice:
- Acordate que hoy viajo y vuelvo el jueves.
- Sí ¿A qué hora salís?
- 12.45
- No te veo entonces, que tengas buen viaje - hace como una sonrisa y apenas la mira - vamos a la cocina.


Alejandro apaga el televisor al salir del cuarto y sale acomodándose la corbata con el celular en una de las manos y la taza en la otra. Deja ambos al costado de las tostadas cuando llega a la cocina y prende un televisor más chico que tienen empotrado en las alacenas.


Come dos tostadas con mermelada y queso, mientras su esposa le cuenta cosas del trabajo que él apenas escucha para contestar algo que permita continuar la charla. A las 7.45 besa a Romina repitiendo buen viaje y se va para el trabajo.


A las 13.16, según la pantalla de su celular, Alejandro abre la puerta de la casa. Al cerrarla queda estático, la casa está vacía, parece que se desactivó apenas se cierra la puerta; queda 5 minutos quieto. Luego va hacia la cocina y prende el televisor mientras busca algo de comer en la heladera.

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